La entrada del día 15 era acerca del robo de mis obras. Desde entonces hasta hoy he recibido mucha comprensión y cariño de gente que ha sabido escuchar. Estoy mejor. Me han hecho comentarios bienintencionados que me han dado que pensar. Por ejemplo... ¿quien se pega el trabajo y el riesgo de bajar de un camarote tanta obra si no es para sacarle un provecho económico... y que por tanto piensa que vale algo? Y si mi obra se mueve y comienza a cotizarse por aquí y por allá? ¿Seré una "madre" muy absorbente y les tengo que dejar que recorran mundo a mis piezas? En fin, comprensión y cariño. Abro la mano y las digo adios con dulzura, confiando la tierra de la que están hechas. Agradezco la oportunidad que he tenido de crearlas y de verme reflejada en ellas. Tengo fe en que este suceso ha pasado de modo fortuito en mi vida, pero que yo sigo viva y capaz de seguir haciendo obras, y que ahora, al perder, sabré valorarlas mas. He visto reflejados mis sentimientos en la pérdida. En vida. Con tiempo para modificar el rumbo. Si me hubiera muerto y luego hubieran dispuesto de toda mi obra quizás no hubiera tenido la oportunidad de aprender lo que estoy aprendiendo. Soy responsable de lo que creo. También tengo vínculos emocionales con lo que creo. He de ser sabia en esta relación que mantengo con mi obra.
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3 comentarios:
si, seguramente has aprendido mucho con esto, aunque es una putada.
Tu eres la artista.
tengo una buena noticia, me enteré ayer, María, una buenísima noticia... todo fué un malentendido sin fundamento que me angustió horrores y se ha solucionado. Al parecer TENGO la obra. Fiu. Que alivio. La verdad, una vez dada por perdida el volver a reencontrarla es una gozada auténtica.
enhorabuena, todo ha sido para aprender a valorar, fijo.
Besos Arantza
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