jueves, 15 de julio de 2010

Me han robado practicamente todas las esculturas y pinturas que habia creado desde que tengo doce años.


El lunes quise ir a un camarote donde tenia guardadas todas las esculturas y pinturas para ir a coger unos cuadros que había vendido por foto y el caballete de metal. Mi madre se portó muy rara por teléfono. Muy rara. Hacía muchos meses que me daba largas cada vez que le decía que quería subir al camarote, del que yo no tenía la llave. Yo lo achacaba a que era un poco rollo desplazarse hasta allá y coger las cosas. Pero no. Según ella después me ha comentado, su versión es que unos drogadictos han subido, han roto la puerta y se han llevado toda la obra que había allí dentro. Toda la obra desde los doce años. Esculturas y esculturas de cerámica, de factura impecable, sentidas, amadas, mimadas, que expresaban mi alma y mis vivencias, mis dolores, mis ilusiones, mis deseos, mi mundo. Tan personales como una poesía, pero imposibles de reproducir por imprenta u otro medio. Obras absolutamente únicas. Y ahora... ¿Que será de ellas? ¿Las valorará alguien, serán algo más que un objeto que un chamarilero o un tiburón cambia por cuatro perras? Decía Antonio Machado que solo un necio confunde valor y precio. El mundo está tan plagado de necios que pierdo por completo la fé y el amor por el arte, si el convertir el barro en puro alma y pura sangre de lo más íntimo de mi ser es transformado en unos cuantos euros, si esos tiburones solo discuten a ver si estoy viva o estoy muerta por ver si esa obra vale más o vale menos, si lo único que quieren es exprimirme los huesos y con el zumo de mis tuétanos llenar las cajas fuertes de sus bancos...
Estoy muy dolida. Mucho. Una escultura no es lo mismo que un objeto fabril de esos que salen de una fábrica quinientos a la hora. Mis esculturas eran AMOR convertido en objetos. Así, en mayúsculas. Desde los doce años a los cuarenta y dos. Todos esos treinta años de producción artística, prácticamente en su totalidad, desaparecidos. Se lo conté a una conocida y se rió. Bueno, cada uno vive sus tragedias personales como las vive, y uno de fuera no tiene por qué empatizar. Llevo una semana que no estoy viviendo mas que incomprensión y falta de escucha. Se que hay frases filosóficas que vendrían al pelo, para sentirse sabia y comprender la "esencia de los aprendizajes" del estilo de "esto también pasará".... pero de veras, estoy dolida y triste, no se para que me sirve a mi todo ese bagaje de sabiduría leido en libros cuando lo que necesito es descargar el terrible peso que tengo en mi corazón. Por favor, que nadie me endilgue consejos ni sabidurías. Prefiero la mas leve brizna de comprensión a tooodas las bellas, filosóficas y sabias palabras del mundo.

1 comentario:

Maria Seco López dijo...

Hola Arantza, no tenia ni idea de lo que te habia pasado.
tienes mi apoyo, mi comprensión, la filosofia barata la guardo para facebook.
Muuuuua